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Bourgogne-Franche-Comté: la elegancia de los viñedos y la serenidad de los bosques

Región de carácter e historia, Bourgogne-Franche-Comté seduce por su autenticidad y diversidad. Situada entre fértiles llanuras, prestigiosos viñedos y macizos boscosos, ofrece un panorama único que inspira calma y admiración.

El territorio borgoñón es un tesoro para los amantes del vino y la gastronomía. Los viñedos, mundialmente famosos, producen vinos excepcionales como los grandes vinos de Gevrey-Chambertin, Pommard o Chablis. Beaune, capital de los vinos de Borgoña, encanta por sus hospicios medievales y su ambiente acogedor. En Dijon, el mostaza, pero también el pan de especias y la grosella negra, reflejan una refinada tradición culinaria.

En el Jura y las montañas de la región de Franco Condado, la naturaleza es la reina. El Parque Natural del Alto Jura, con sus lagos de un azul profundo y sus tumultuosas cascadas como las de Hérisson, invita a la exploración. Los densos bosques y las mesetas kársticas ofrecen un remanso de paz ideal para los excursionistas y los amantes de los paisajes vírgenes.

El rico patrimonio cultural de la región no deja de impresionar. Los pintorescos pueblos, como Vézelay, con su basílica declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, o Salins-les-Bains y sus antiguas salinas, son testimonio de un pasado extraordinario. Besançon, enclavada en un meandro del río Doubs, seduce por su ciudadela de Vauban y su patrimonio relojero, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Las especialidades locales, como el queso comté, el morbier o el vino amarillo, deleitan los paladares más exigentes. La sencillez de los platos locales, junto con su excepcional calidad, reflejan el alma de una región volcada en sus tradiciones.

Ya sea paseando por pueblos cargados de historia, saboreando productos locales o recargando las pilas en plena naturaleza, Bourgogne-Franche-Comté promete una inmersión llena de emociones.